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viernes, 12 de junio de 2009

Recuento de un año...y más


Es difícil explicar lo complicado de la vida....este ha sido un año de amor, desencuentros, perdidas y encuentros ...lo perdí y lo encontré nuevamente navegango en mi..me inundo, lleno mi vida y me hizo creer nuevamente en sus palabras..me hizo soñar con lo imposible...creo en sus palabras y reniego de los engaños y elpasado a medias...me quedo con lo que llena, te amo...eres el hombre de mi vida..hoy nuevamente estás aquí, porque en realidad nunca te has ido...se rescata del naufragio lo mejor, lo que sirve para amarrarse a la vida...de amor mi vida ha sabido mucho, he conocido distintas clases de amor contigo...distintas clases de entregarse...pero al final la entrega es una , porque yo soy una...la misma que descubriste en una noche de estreno, que se entrego con la voluntad y el deseo..nadie me obligo a amarte..nadie me obligo a seguir ahí...todo fue natural al principio...eras el conquistador y te deje quedarte...te deje descubrirme...sé que me aisle un poco por el miedo, el terror era inebitable...núnca sentí igual...la felicidad brotaba por los poros y se quedó a flor de piel, donde la perciviste por primera vez..en ese baile apretado, en esas caricias primeras...te amo, te sigo amando 19 años después, con un amor crecido, maduro...con la experiencia que dan los errores, los tuyos , los mios, los nuestros...te amo porque eres tú...porque lo intentas, porque simplemente eres tú, imperfecto, dólido por el pasado, vengativo e instintivo...simplemente te amo...

un año más, de mi vida, de mi historia, de una familia formada entre dos.... un año más de crecer, de porfiar, de seguir en la lucha ...amar es una batalla constante...pero éste año estás a mi lado y no en el fondo del retrato..no a lo lejos viendo como otros me celebran , sino aquí , ayudándome a soplar las velas...apagando la última de ellas, sosteniendo mi mano.

jueves, 4 de junio de 2009

La Maco (cuento)

Para que lean algo de mi creación...este es un homenaje para alguien a quien no recuerdo mucho pero que existió....Maco para ti y tu hijita.

La Maco
Y dijo Dios:
La niña no está muerta
Sino que duerme
(San Mateo 9/24)

Cuando la encontraron se notaba que había dado la lucha. Ella era la Maco y nadie habría osado atacarla con ese metro setenta y cinco y sus brazos que más bien parecían troncos, esas manos inmensas que de una te podía dejar sentado en el piso y te cubría toda la cara. No, definitivamente ella no se había entregado de buenas a primeras. Los punzazos y los machucones en todo su cuerpo daban fe de que jamás se dejó, en las uñas tenía pedazos de piel que sin duda debían pertenecer a los agresores, al igual que unos trozos de tela que no pertenecían a sus desgarradas ropas.
Cuando conocí a la Maco yo apenas tenía diecisiete años, venía saliendo del colegio y era la primera vez que iba a acampar por esos lados, yo solo pensaba en divertirme, conocer muchachos y disfrutar las fogatas de noche en la playa, apenas si pude percatarme de la niña de trece años que nos cruzaba en el bote desde el pequeño pueblito de Tirúa hasta la Puntilla, sin duda era mas corto que darse toda la vuelta por el puente viejo. Además para eso estaba ella, la Maco, que ya ostentaba esos brazos como troncos gruesos, color cochayuyo de tanto trabajar todo el verano al sol a tan tierna edad. Se perdía entre las labores que le permitieran llevar algo de dinero a su casa.
El pueblo en general no era mas que unas cuantas cuadras y una calle principal donde se ubicaba todo el comercio, un pequeño almacén de abarrotes, una carnicería de esas en donde te faenaban el animal ahí mismo y cuando querías carne molida podías ver al encargado con un molinillo manual, realizando tal operación, una hostería que gran parte del año funcionaba sólo como bar. Había una sola escuela que no permitía llegar más que al octavo año básico y cuando se tenía un pariente o un poco de dinero, los muchachos eran enviados a Traiguén o Témuco a estudiar la enseñanza media, de preferencia en una escuela técnica que les diera una pequeña herramienta para batirse en la vida. La Maco no tuvo tal suerte, pues viviendo sola con su abuela y sin los medios necesarios tuvo que batallar desde niña y aprovechar cualquier oportunidad para ganarse unos pesitos. A veces ayudaba a desenrredar las redes de los pescadores del lugar, otras cuidaba las casas de los turistas, pero su pega oficial era la de transportar en un destartalado bote a toda la cabrería que venía a acampar a la Puntilla, trabajaba hasta el amanecer porque los chiquillos cruzaban a darse su vuelta al pueblo y a una improvisada disco, que funcionaba en la hostería. Entonces ella se daba una que otra vueltecita por ahí mientras nosotros carreteabamos de lo lindo.
Año a año todos fuimos creciendo, madurando, estudiando, pero la Maco se quedó y un día sin saber donde y como se hizo de una barrigota que sólo podía indicar que la robusta chica sería Madre, pero como con ella nadie se atrevía a meterse nadie se atrevió a preguntar. Por supuesto las teorías abundaban y siempre eran turistas los principales inculpados del hecho seductor. Por alguna razón que desconozco la chiquilla guardo silencio y no quiso compartir con nadie su secreto.
La espinilla le decían todos a la pequeña Rayen[1] , un puntito rosado cuando nació y compartía de su progenitora el pelo negro brillante y la piel morena, se la llevaba a todas partes con ella y no la dejaba ni a sol ni a sombra, esa niña era su luz, la cargaba en el bote bien abrigada, le enseñaba como desenredar las redes y como recoger luche y secarlo al sol, porque eso le dejaba para comer a las tres con su Kuku, una abuela media machi.
Una noche de invierno de esos que calan los huesos en el sur del país con viento y temporal, la Maco le insistió a su Kuku [2]en salir con la niña -ese viento no trae nada bueno, un pillán [3]a salío esta noche y quiere un alwe[4], no seai porfia , no salgai con la niña, mira que a estas noches no les agradan los rayen y la malen[5] es pura luz-, pero era la Maco ella no le tenía miedo a los espíritus, no creía en ladrones de almas y su niña la tenía a ella como protección, quien en ese pueblo se iba a atrever a hacerle algo.
Aun no salgo del asombro, cuesta llegar a esa playa y no encontrarla a un lado del terminal de buses esperando turistas y salir de noche es lo más extraño, con tanto cuento de espíritus y machis que se oyen por el lugar, hasta yo que me consideraba escéptica debo admitir que no soy capaz de salir hasta muy tarde y que el joven que ahora realiza sus tareas no me da la misma confianza.
Si alguien sabía como darte seguridad esa era la Maco, durante el día era la única que se atrevía a nadar en la corriente saliente del río Tirúa que daba al mar, porque allí las corrientes son traicioneras, tanto así que hasta salir a pescar puede ser una odisea, el Sur no es lugar para hacerse el valiente. Ella cruzaba a nada lo que nosotros sólo cruzábamos en bote, que por cierto sólo ella sabía maniobrar cuando una corriente te agarraba si la marea estaba alta, esa cabra era bien chora para sus cosas, a ella nadie le venía con cuentos.
Por supuesto que la salida tenía un fin, y era muy importante, porque de esa salida dependía el futuro de su Rayen.
Esa noche tenía una cita con el papá de la niña, lo había encarado discretamente y le había hecho saber que necesitaba algo para ahorrarle a la niña para que pudiera ir al colegio cuando tuviera la edad para salir de ese pueblucho. Tal vez ella aceptaba resignada su situación y el haber tenido que trabajar desde que llegó de la isla Mocha con su Kuku, luego que su taíta las dejara botadas, porque de su madre nunca supo, ni quiso saber. Pero esto no le pasaría a su hija, ella tendría mejores oportunidades y no terminaría con las manos todas encalladas y negras. No su Rayen era su luz y merecía todo, por eso lo busco, -vo sabí que yo nada le he dicho na a naiden que vo soi el papá de la niña, ni me interesa que lo sepan, pero no es mucho lo que pío, si con un par de lucas que pasí yo la hago, le abro la cuenta en el banco y le aseguro pa cuando sea grande y tenga que partir pa Traiguén y te podí quedar tranquilo que yo no voy a decire na ni a tu mujer ni a nadien, la cabra chica es mía y eso no se discute y vos podís seguir con tu vía como hasta ahora, gueno, te espero.
Con la niña bien abrigada y apenas dejo de llover un poco se aventuro a salir dejando a su Kuku con el alma en un hilo, echando quejidos en mapudungun y aguerando nada bueno.
El primer golpe no lo vio venir porque le aforraron un garrotazo por la espalda, cuando se viró era un tipo negro alto que con toda la furia que podía le daba de golpes en la cabeza y en la espalda. La niña se puso a gritar y llorar por la bestialidad con que el indio pasado a trago le pegaba a su madre, entonces salió de las sombras otro indio igual de hediondo que agarró a la niña. Al presenciar esto la Maco sacó toda la fuerza de sus pesados troncos y se arrojó a detener al desdichado que arrastraba a la niña entre unos árboles, sin importarle los golpes que seguía recibiendo y que no lograban aturdirla, con horror y ya en el suelo vio como el segundo tipo cacheteaba a la niña para hacerla callar, mientras pasaba una cuerda por el frágil cuello. Loca de angustia se arrastraba por el barro que teñían su uñas y dificultaban el reptar hacía su pequeño ángel que ya empezaba a sacudir sus piececitos. Los desgarradores gritos se perdían confundidos con el viento que pasaba por entre las hojas y la lluvia que incesante volvía a caer. Como pudo y cubierta de sangre logro agarrarle un pie a su agresor que le cayó encima, fue entonces que consiguió enterrar sus uñas en la cara del asesino, al ver esto el cómplice soltó la cuerda que sostenía haciendo cuña en el árbol donde colgaba la niña ya inerte, dejando que el pequeño cuerpecito cayera pesado al suelo y corrió a auxiliar a su compinche, dando de patadas en la cabeza y en las costillas de la Madre tratando de hacer que soltará al infeliz, a quien ya le sacaba sangre. Finalmente logro quitárselo y fue entonces que la Maco se allegó a su niña y la abrazo llorando y suplicando que despertará, que si ella se apagaba ella lo haría también. La sangre que emanaba de su cabeza pesadamente le ensuciaba el rostro a la pequeña malen por lo que pasaba sus manos barrosas para limpiarla, pero no había caso, la mezcla de moco, sangre, barro y lagrimas no le permitían divisar su carita. Fue entonces que los criminales se abalanzaron sobre las dos y las remataron a punzasos con una especie de cuchillo de esos artesanales.
Supongo que él piensa que se salió con la suya y que silenció con unos billetes a quien nunca dijo nada y hoy no puede guardar silencio.
Los lugareños insisten en que no se puede entrar al bosque y que se sienten los gritos que te erizan la piel y te recorren la espalda, por que el dolor de la Maco no se sosegará con nada y esé que pago para que otros se ensuciaran las manos, hoy no puede seguir con su molinillo de carne porque grita de espanto cuando se ve la sangre en las manos.



[1] Rayen: en mapudungun significa rayo de luna resplandeciente
[2] Kuku: abuela de nietos
[3] Pillán: demonio oscuro o espíritu malvado
[4] Alwe: alma
[5] Malen: la niña pequeña